Y justo dejó de escribir, el bolígrafo culpable de nuestro fin.
Una señal, se llevó la tinta a otra dimensión, en la cual no tenían sentido las palabras que escribía.
Lucharé por esto, por que esa tinta jamás aparezca en nuestras vidas.
Aquella carta murió incompleta, gracias a Dios.
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